Siete años ... Hace siete años oré de rodillas y le supliqué al Señor. En medio de lágrimas le pedí que me hiciera una vencedora. No se si saben lo que eso significa. En el libro de Apocalipsis, el Cristo resucitado y ascendido, quien se pasea entre las iglesias locales nos hace un llamado. Un llamado a vencer. Les había contado en una entrada anterior que comenzé a leer la Biblia desde que tenía 10 años y como dije no podía comprender nada de las Epístolas y por eso no las leía. Lo que hacía era leer Apocalipsis. Leía y re-leía, tratando de entender, tratando de buscarle el sentido. Había una frase que siempe me inquietaba: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias." Es una frase que el Señor Jesús repite mucho en este libro. Me inquietaba muchísimo. ¿Qué significa tener oídos? ¿Cómo podemos tener oídos para oir lo que el Espíritu dice? ¿Qué es lo que dice el Espíritu? Para mí esto era muy misterioso ... Y le pedía al Señor que me diera oídos para oir ... ¿Qué es lo que dice el Espíritu?
Bueno, en esta ocasión quiero limitarme al tema de los vencedores y lo que pasa es que vencer tiene mucho que ver con tener oídos para oir lo que el Espíritu dice. Más aún, este asunto de oir para poder vencer se da en el contexto de las iglesias. ¿Qué es lo que el Espíritu le dice a las iglesias?
Apocalipsis 2:7 dice "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios."
Apocalipsis 2:11 dice: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la segunda muerte."
Bueno, en esta ocasión quiero limitarme al tema de los vencedores y lo que pasa es que vencer tiene mucho que ver con tener oídos para oir lo que el Espíritu dice. Más aún, este asunto de oir para poder vencer se da en el contexto de las iglesias. ¿Qué es lo que el Espíritu le dice a las iglesias?
Apocalipsis 2:7 dice "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios."
Apocalipsis 2:11 dice: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la segunda muerte."
Apocalipsis 2:17 dice: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe."
Apocalipsis 2:26-29: "Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes; Y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo he recibido de mi Padre: Y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias."
Apocalipsis 3:4-6: "... y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos. El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."
Apocalipsis 3:12-13: "Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo, de Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."
Apocalipsis 3:18-22: "Yo te aconsejo a que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y ungir tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo: sé pues celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias."
Yo deseo ser una vencedora y mi motivación principal es mi amor, aunque aún muy corto, hacia mi Señor Jesús. Así hace siete años le dije al Señor: "Señor quiero que me transformes más rápidamente, confieso que me falta mucho crecimiento y madurez espiritual. Señor, no quiero esperar a tener 60 años para sentirme que puedo llegar a ser una vencedora". Mi oración comenzó a ser contestada. Les aseguro que la persona que les habla hoy no es la misma que oró la oración que les compartí. Comenzé a experimentar grandísimos sufrimientos. Pero antes de contarles quiero que estén claros de que los sufrimientos son muy importantes para nuestra transformación y conformación a la imagen de nuestro Señor Jesucristo. No es que los deseemos o le pidamos al Señor que nos los envíe. No. Es que el Señor permite que atravesemos por sufrimientos porque es necesario para nuestro crecimiento y madurez como creyentes.
Consideren un diamante y el proceso que tiene que pasar para llegar a ser una piedra preciosa. Inicialmente tenemos un pedazo de carbón localizado a una profundidad grande dentro de la tierra que tiene que pasar por un largo tiempo de calor y de presión para que llegue a ser un diamante. De hecho segun lo que el hermano Juan, quien es experto en física, nos compartió en una reunión de hogar en mi casa que el proceso de hecho requiere siete procesos de fuego cada uno más intenso que el otro. Esto realmente me recuerda de el Espíritu Siete Veces Intensificado operando en nosotros. El apóstol Pablo nos llama vasos de barro en su segunda epístola a los Corintios (4:7). La Biblia nos dice que el Señor Jesús sufrió muchísimo mientras caminaba por la tierra como un hombre durante Su ministerio terrenal. El Antiguo Testamento nos dice que Él llegó a ser un varón de lágrimas y de dolor. Isiaias 53:3-4 dice " Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido." Realmente nuestro Señor sufrió por nosotros. ¿Y que tal? Asumimos que eso le tocó a Él para que nosotros no tuvieramos que experimentar sufrimiento. Pues, eso no es lo que nos dice la Biblia. Los discípulos y apóstoles también sufrieron. Pablo nos dice en 2 Corintios 4:8 "Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos." Pero entonces quizás algunos piensen que esta porción de sufrimientos era para Cristo y Sus discípulos pero no para nosotros. Lo siento, pero la verdad es que la Biblia nos dice que nosotros también tenemos una porción de sufrimientos.
Veamos lo que nos dice el apóstol Pedro en su 1 Epístola (1 Pedro 2:20-21):"Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas ..." Hermanos y hermanas, hemos sido llamados para seguir las pisadas de Cristo y los sufrimientos son parte importante de nuestra porción como creyentes. Algunos no están de acuerdo con esto. Piensan que al ser Hijos del Rey debemos vivir como reyes, pero ese no fue el ejemplo que recibimos de parte del Señor. Otros piensan que cuando una persona está pasando por sufrimiento intenso es por que Dios l@ está castigando. Pues, si ven el versículo que les acabo de traer verán que no necesariamente es así. Por un lado los sufrimientos nos transforman, como mencioné arriba con el ejemplo del diamante. Este proceso de transformación es uno clave dentro del plan de Dios. Él desea hacernos piedras preciosas. Pedro nos dice que como hijos ya somos piedras vivas que en nuestro caminar cristiano vamos siendo transformados hasta llegar a ser piedras preciosas, no para que brillemos aisladamente, sino para que seamos útiles para la edificación de la morada de Dios que es la Iglesia. Aquí, unos cuantos versículos que apoyan lo que les acabo de decir. Por favor, considérenlos cuidadosamente.
1 Pedro 2:4-5: "Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. "
Apocalipsis 2:26-29: "Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes; Y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo he recibido de mi Padre: Y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias."
Apocalipsis 3:4-6: "... y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos. El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."
Apocalipsis 3:12-13: "Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo, de Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."
Apocalipsis 3:18-22: "Yo te aconsejo a que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y ungir tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo: sé pues celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias."
Yo deseo ser una vencedora y mi motivación principal es mi amor, aunque aún muy corto, hacia mi Señor Jesús. Así hace siete años le dije al Señor: "Señor quiero que me transformes más rápidamente, confieso que me falta mucho crecimiento y madurez espiritual. Señor, no quiero esperar a tener 60 años para sentirme que puedo llegar a ser una vencedora". Mi oración comenzó a ser contestada. Les aseguro que la persona que les habla hoy no es la misma que oró la oración que les compartí. Comenzé a experimentar grandísimos sufrimientos. Pero antes de contarles quiero que estén claros de que los sufrimientos son muy importantes para nuestra transformación y conformación a la imagen de nuestro Señor Jesucristo. No es que los deseemos o le pidamos al Señor que nos los envíe. No. Es que el Señor permite que atravesemos por sufrimientos porque es necesario para nuestro crecimiento y madurez como creyentes.
Consideren un diamante y el proceso que tiene que pasar para llegar a ser una piedra preciosa. Inicialmente tenemos un pedazo de carbón localizado a una profundidad grande dentro de la tierra que tiene que pasar por un largo tiempo de calor y de presión para que llegue a ser un diamante. De hecho segun lo que el hermano Juan, quien es experto en física, nos compartió en una reunión de hogar en mi casa que el proceso de hecho requiere siete procesos de fuego cada uno más intenso que el otro. Esto realmente me recuerda de el Espíritu Siete Veces Intensificado operando en nosotros. El apóstol Pablo nos llama vasos de barro en su segunda epístola a los Corintios (4:7). La Biblia nos dice que el Señor Jesús sufrió muchísimo mientras caminaba por la tierra como un hombre durante Su ministerio terrenal. El Antiguo Testamento nos dice que Él llegó a ser un varón de lágrimas y de dolor. Isiaias 53:3-4 dice " Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido." Realmente nuestro Señor sufrió por nosotros. ¿Y que tal? Asumimos que eso le tocó a Él para que nosotros no tuvieramos que experimentar sufrimiento. Pues, eso no es lo que nos dice la Biblia. Los discípulos y apóstoles también sufrieron. Pablo nos dice en 2 Corintios 4:8 "Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos." Pero entonces quizás algunos piensen que esta porción de sufrimientos era para Cristo y Sus discípulos pero no para nosotros. Lo siento, pero la verdad es que la Biblia nos dice que nosotros también tenemos una porción de sufrimientos.
Veamos lo que nos dice el apóstol Pedro en su 1 Epístola (1 Pedro 2:20-21):"Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas ..." Hermanos y hermanas, hemos sido llamados para seguir las pisadas de Cristo y los sufrimientos son parte importante de nuestra porción como creyentes. Algunos no están de acuerdo con esto. Piensan que al ser Hijos del Rey debemos vivir como reyes, pero ese no fue el ejemplo que recibimos de parte del Señor. Otros piensan que cuando una persona está pasando por sufrimiento intenso es por que Dios l@ está castigando. Pues, si ven el versículo que les acabo de traer verán que no necesariamente es así. Por un lado los sufrimientos nos transforman, como mencioné arriba con el ejemplo del diamante. Este proceso de transformación es uno clave dentro del plan de Dios. Él desea hacernos piedras preciosas. Pedro nos dice que como hijos ya somos piedras vivas que en nuestro caminar cristiano vamos siendo transformados hasta llegar a ser piedras preciosas, no para que brillemos aisladamente, sino para que seamos útiles para la edificación de la morada de Dios que es la Iglesia. Aquí, unos cuantos versículos que apoyan lo que les acabo de decir. Por favor, considérenlos cuidadosamente.
1 Pedro 2:4-5: "Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. "
2 Corintios 3:18: "Mas nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu."
2 Corintios 4:16-18:"Por tanto, no nos desanimamos; antes bien, aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior, no obstante, se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez precioso peso eterno de gloria; en nosotros que no fijamos la vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas."
Así que por un lado los sufrimientos nos transforman. Pasamos por un proceso de calor y presión extremo para poco a poco ir pasando de ser piedras vivas a ser piedras vivas preciosas y útiles para adornar el edificio o la morada de Dios. Ahora bien, que quede claro que no estoy diciendo que sólo los creyentes en Cristo Jesús pasamos por sufrimientos. No. Todo ser humano experimenta grandes sufrimientos durante su vida. Esto es común a todos los seres humanos. Pero nosotros, los que creemos en Cristo, los que somos vasos que contienen a Dios, tenemos en los sufrimientos una oportunidad maravillosa. Podemos ser "Cristificados". ¿A qué me refiero con esto? Simplemente que si nos abrimos al Señor en el medio de los sufrimientos, le daremos la oportunidad a Él de añadirse más a nosotros; de hacer Su hogar en nuestros corazones por medio de la fe (Efesios 3:17).
¿Saben? Yo he experimentado la dulzura del Señor en el medio de mis sufrimientos. La verdad es que fueron muchísimas las experiencias. Más de las que pudiera contar. Una mañana, durante el tiempo que estaba recibendo quimioterapia, me encontraba en mi cama orando, estaba en la presencia de mi Dios. Tuve una visión hermosa. Los cielos se abrieron, y cayó desde arriba una flor, parecida a una rosa, blanca, muy blanca. Supe de immediato que el Señor me la dio. En otra ocasión pasé por un proceso en el medio del cual logré, por medio del Cristo que vive en mí, perdonar a una persona con la que estaba resentida. Esa mañana en mi tiempo con el Señor, Él me besó en la frente ... Deben saber que es la primera vez que publico estas cosas. Hasta ahora las he mantenido privadas. Pero en mi corazón deseo compartirlas con ustedes. En otra ocasión durante la noche, el Espíritu me visitó como una corriente que quería elevarme suavemente. Él ha danzado conmigo, me ha abrazado, en fin en el medio de mis sufimientos mi experiencia con el Señor a sido una llena de momentos sublimes. Además, mucha fortaleza, mucho denuedo en hablar la palabra, en llevar el testimonio de Cristo en nuestro cuerpo, en predicar el evangelio de Dios. Y es que cuando experimentamos y disfrutamos al Señor de una manera constante , diaria, entonces se nos hace más fácil hablar, ya que compartimos lo que estamos disfrutando.
2 Corintios 4:16-18:"Por tanto, no nos desanimamos; antes bien, aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior, no obstante, se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez precioso peso eterno de gloria; en nosotros que no fijamos la vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas."
Así que por un lado los sufrimientos nos transforman. Pasamos por un proceso de calor y presión extremo para poco a poco ir pasando de ser piedras vivas a ser piedras vivas preciosas y útiles para adornar el edificio o la morada de Dios. Ahora bien, que quede claro que no estoy diciendo que sólo los creyentes en Cristo Jesús pasamos por sufrimientos. No. Todo ser humano experimenta grandes sufrimientos durante su vida. Esto es común a todos los seres humanos. Pero nosotros, los que creemos en Cristo, los que somos vasos que contienen a Dios, tenemos en los sufrimientos una oportunidad maravillosa. Podemos ser "Cristificados". ¿A qué me refiero con esto? Simplemente que si nos abrimos al Señor en el medio de los sufrimientos, le daremos la oportunidad a Él de añadirse más a nosotros; de hacer Su hogar en nuestros corazones por medio de la fe (Efesios 3:17).
¿Saben? Yo he experimentado la dulzura del Señor en el medio de mis sufrimientos. La verdad es que fueron muchísimas las experiencias. Más de las que pudiera contar. Una mañana, durante el tiempo que estaba recibendo quimioterapia, me encontraba en mi cama orando, estaba en la presencia de mi Dios. Tuve una visión hermosa. Los cielos se abrieron, y cayó desde arriba una flor, parecida a una rosa, blanca, muy blanca. Supe de immediato que el Señor me la dio. En otra ocasión pasé por un proceso en el medio del cual logré, por medio del Cristo que vive en mí, perdonar a una persona con la que estaba resentida. Esa mañana en mi tiempo con el Señor, Él me besó en la frente ... Deben saber que es la primera vez que publico estas cosas. Hasta ahora las he mantenido privadas. Pero en mi corazón deseo compartirlas con ustedes. En otra ocasión durante la noche, el Espíritu me visitó como una corriente que quería elevarme suavemente. Él ha danzado conmigo, me ha abrazado, en fin en el medio de mis sufimientos mi experiencia con el Señor a sido una llena de momentos sublimes. Además, mucha fortaleza, mucho denuedo en hablar la palabra, en llevar el testimonio de Cristo en nuestro cuerpo, en predicar el evangelio de Dios. Y es que cuando experimentamos y disfrutamos al Señor de una manera constante , diaria, entonces se nos hace más fácil hablar, ya que compartimos lo que estamos disfrutando.
En una entrada futura les compartiré sobre mis sufrimientos, los cuales se han agolpado dentro de los pasados siete años. Por ahora quiero terminar compartiendo la siguiente enseñanza. Cuando nos vemos a nosotros mismos de frente al sufrimiento intenso, nuestra oración y petición muchas veces es: "Señor líbrame de ésto." Y a veces el Señor contesta este tipo de oración, pero muchas veces no. Entonces, ¿por qué Cristo permite que pasemos por sufrimientos? Antes de proseguir veamos lo que el Señor nos dice en el Evangelio de Mateo sobre los que sufren. Mateo 5:4 - "Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados". Consolados ... Ser consolados por Dios es una experiencia muy poderosa y profunda. En 2 de Corintios el apóstol Pablo nos dice: 1: 3-7 "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de compaciones y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así también abunda por el mismo Cristo nuestra consolación. Pero si somos atribulados, es para vuestra conso lación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos. Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación."
Así que hermanas y hermanos, si mientras atravesamos por tribulaciones y sufrimientos, nos abrimos a Cristo, Él nos consolará. ¿De qué modo? Por medio del abundante suministro del Espíritu de Jesucristo (Filipense 1:19). Entonces somos verdaderamente consolados. Sentimos paz en medio de la tribulación. Pasamos del llanto a la paz, a la llenura, a experimentar la dulzura de Jesús. Las personas nos miran y nos hablan y se maravillan, pues es evidente que estamos gozosos. Entonces Cristo es magnificado por medio de nosotros (Filipenses 1:20). Además, debido a que nuestro Padre se añadió a nosotros más a medida que nos consolaba, adquirimos la capacidad de consolar a otros cuando caen en tribulación. Los consolamos con la misma consolación cn la que Dios nos consoló y por medio de ésto Cristo es trasmitido a ellos. Así que mucas veces Cristo no tiene la intención de librarnos de los sufrimientos. Veamos la historia de los amigos del profeta Daniel y del rey de babilonia, Nabucodonosor. Daniel 3:15-28 "Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. "
Esta historia es muy significativa y nos enseña muchas cosas. En relación a nuestro tema aquí diré lo siguiente. Dios no libró a Sus siervos del fuego sino que se unió a ellos y se paseó en el horno con ellos. ¿Qué nos dice ésto? Bueno, en vez de librarnos de los sufrimientos muchas veces el Señor quiere que atravecemos por ellos junto con Él. Cristo quiere "bailar un balz" con nosotros mientras atravesamos por triblaciones. Su deseo es impartirse en nosotros de una forma intensificada durante ese proceso, que lo experimentemos y lo disfrutemos. Entonces no sentiremos el calor del fuego, no se nos pegará ni el olor al fuego. Sino que seremos llenos de la fragancia de Cristo (2 Corintios). Les aseguro que estas experiencias se volverean las más dulces de su vida, que otros serean atraídos a Dios por medio de ustedes, y que en vez de ser llenos de amargura, serán cristificados. Amen.
Así que hermanas y hermanos, si mientras atravesamos por tribulaciones y sufrimientos, nos abrimos a Cristo, Él nos consolará. ¿De qué modo? Por medio del abundante suministro del Espíritu de Jesucristo (Filipense 1:19). Entonces somos verdaderamente consolados. Sentimos paz en medio de la tribulación. Pasamos del llanto a la paz, a la llenura, a experimentar la dulzura de Jesús. Las personas nos miran y nos hablan y se maravillan, pues es evidente que estamos gozosos. Entonces Cristo es magnificado por medio de nosotros (Filipenses 1:20). Además, debido a que nuestro Padre se añadió a nosotros más a medida que nos consolaba, adquirimos la capacidad de consolar a otros cuando caen en tribulación. Los consolamos con la misma consolación cn la que Dios nos consoló y por medio de ésto Cristo es trasmitido a ellos. Así que mucas veces Cristo no tiene la intención de librarnos de los sufrimientos. Veamos la historia de los amigos del profeta Daniel y del rey de babilonia, Nabucodonosor. Daniel 3:15-28 "Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. "
Esta historia es muy significativa y nos enseña muchas cosas. En relación a nuestro tema aquí diré lo siguiente. Dios no libró a Sus siervos del fuego sino que se unió a ellos y se paseó en el horno con ellos. ¿Qué nos dice ésto? Bueno, en vez de librarnos de los sufrimientos muchas veces el Señor quiere que atravecemos por ellos junto con Él. Cristo quiere "bailar un balz" con nosotros mientras atravesamos por triblaciones. Su deseo es impartirse en nosotros de una forma intensificada durante ese proceso, que lo experimentemos y lo disfrutemos. Entonces no sentiremos el calor del fuego, no se nos pegará ni el olor al fuego. Sino que seremos llenos de la fragancia de Cristo (2 Corintios). Les aseguro que estas experiencias se volverean las más dulces de su vida, que otros serean atraídos a Dios por medio de ustedes, y que en vez de ser llenos de amargura, serán cristificados. Amen.
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